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RUTINA

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DÍA1:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. Lo más emocionante que ha ocurrido por la mañana es que Maribel, la contable de la empresa, no se como, tropezó y se cayó a mi lado, haciendo volar todos los papeles que transportaba desde la fotocopiadora. Todos mis compañeros se echaron a reír y yo les acompañé por no desentonar.
a las 1:30 pm tengo un descanso de 1 hora y media para comer. Comía con mi vecino de cubículo, Carlos, en una cafetería cercana. El no paraba de hablar. Hablar y hablar sin descanso y de cosas sin sentido.
-Hoy hay partido, ¿verdad?-
-eh... c-creo que si, pero...-
-¿Por que no vamos a tu casa, compramos unas birras y lo vemos juntos? ¡como siempre!-
-claro. como siempre.-
Yo quería verlo solo, pero ¿quien le convence de otra cosa?.
Al volver a las 3:00 pm, el jefe me reclamó. Yo me esperaba lo peor. Me fui a su despacho acristalado, con sudores, un nudo en la garganta y las piernas flojas:
-¿Q-quería algo, señor?-
-Sientate, Fernando. Quiero hablarte de una cosa.-
Me senté como si fuese un animal acorralado.
El Jefe empezó a mover papeles en su escritorio. Lo cual me ponía aún más nervioso. Al fin, tras un rato revolviendo papeles, arrancó a decir:
-Fernando. Tu rendimiento últimamente ha bajado mucho. No quisiera despedir a alguien con tanta experiencia en la empresa pero...-
-¡¿Es que me vas a despedir?!- Me salió espontáneamente, de lo cual hubo unos segundos de mirada fría y silenciosa. luego continuó
-PERO, estos datos hablan por si solos. Si no mejoras en esta semana, ¡si! No tendré más remedio.-
-Intentaré hacerlo mejor, señor-
-No. No lo intentes. ¡Hazlo! Vuelve a tu puesto, por favor.-
Volví a mi pequeño cubículo con el amargo sabor.
-¡Vaya regañina te ha dado el jefe! ¡¡Buff!! No me hubiera gustado estar en tu pellejo-
-pero yo quería arancartelo de cuajo a ti, capullo- pensé.
El resto de las 5 horas restantes fueron aburridas. Parecía que pasaban a cámara lenta.
Al salir solo quería irme a casa y dormir. pero...
-¡Venga! ¡¡Vamos a ver el partido!!- Dijo carlos dándome una palma en la espalda que casi me rompe.
El caso es que estábamos ahí, los dos, viendo el partido.
Mi compañero no paraba de beber y gritarle a la pantalla, con la vana intención de que dichos gritos atravesasen la pantalla y se transmitiesen al estadio.
Irás una hora de partido, con una esperada derrota del equipo local y unas cuantas cervezas entre pecho y espalda por parte de mi compañero...
-¡¡Mierda!! Siembre pierden. ¡¿Sabes porque?! ¡¡Porque sieeeeeeeeeempre hacen las mismas shorradas!!-
-Esto... ¿te llevo a casa?-Dije yo, con una sensación de responsabilidad
-¡No deja!. Estoii prefetamente. Puedo connduzirr yo solo.- En ese momento se desmalló.
Le arrastré como pude hacia el coche y le llevé a su casa, que sabia donde está porque... siempre tengo que llevarle.
Al volver estaba completamente agotado. Solo deseaba meterme en la cama y dormir. Mañana será otro día.
...

DÍA2:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. Lo más emocionante que ha ocurrido por la mañana es que Maribel, la contable de la empresa, no se como, tropezó y se cayó a mi lado, haciendo volar todos los papeles que transportaba desde la fotocopiadora. Todos mis compañeros se echaron a reír y yo les acompañé por no desentonar.
En ese momento me sentí ... algo extraño. pero duro poco.
a las 1:30 pm tengo un descanso de 1 hora y media para comer. Comía con mi vecino de cubículo, Carlos, en una cafetería cercana. El no paraba de hablar. Hablar y hablar sin descanso y de cosas sin sentido.
-Hoy hay partido, ¿verdad?-
-eh... c-creo que si, pero...-
-¿Por que no vamos a tu casa, compramos unas birras y lo vemos juntos? ¡como siempre!-
-claro. como siempre.-
Yo quería verlo solo, pero ¿quien le convence de otra cosa?.
Al volver a las 3:00 pm, el jefe me reclamó. Yo me esperaba lo peor. Me fui a su despacho acristalado, con sudores, un nudo en la garganta y las piernas flojas:
-¿Q-quería algo, señor?-
-Sientate, Fernando. Quiero hablarte de una cosa.-
Me senté como si fuese un animal acorralado.
Otra vez a revolver papeles para ponerme nervioso. Tras un rato, arrancó a decir:
-Fernando. Tu rendimiento últimamente ha bajado mucho. No quisiera despedir a alguien con tanta experiencia en la empresa pero...-
-¡¿Es que me vas a despedir?!- Me salió espontáneamente, de lo cual hubo unos segundos de mirada fría y silenciosa. luego continuó
-PERO, estos datos hablan por si solos. Si no mejoras en esta semana, ¡si! No tendré más remedio.-
-Intentaré hacerlo mejor, señor-
-No. No lo intentes. ¡Hazlo! Vuelve a tu puesto, por favor.-
Volví a mi pequeño cubículo con el amargo sabor.
El caso es que tenia la sensación de que ya me había dicho lo mismo antes. Seguramente me lo dijo varias veces y yo ni caso.
-¡Vaya regañina te ha dado el jefe! ¡¡Buff!! No me hubiera gustado estar en tu pellejo-
-pero yo quería arancartelo de cuajo a ti, capullo- pensé.
El resto de las 5 horas restantes fueron aburridas. Parecía que pasaban a cámara lenta.
Al salir solo quería irme a casa y dormir. pero...
-¡Venga! ¡¡Vamos a ver el partido!!- Dijo carlos dándome una palma en la espalda que casi me rompe.
El caso es que estábamos ahí, los dos, viendo el partido.
Mi compañero no paraba de beber y gritarle a la pantalla, con la vana intención de que dichos gritos atravesasen la pantalla y se transmitiesen al estadio.
Tras una hora de partido, con una esperada derrota del equipo local y unas cuantas cervezas entre pecho y espalda por parte de mi compañero...
-¡¡Mierda!! Siembre pierden. ¡¿Sabes porque?! ¡¡Porque sieeeeeeeeeempre hacen las mismas shorradas!!-
-Esto... ¿te llevo a casa?-Dije yo, con una sensación de responsabilidad
-¡No deja!. Estoii prefetamente. Puedo connduzirr yo solo.- En ese momento se desmalló.
Le arrastré como pude hacia el coche y le llevé a su casa, que sabia donde está porque... siempre tengo que llevarle.
Al volver estaba completamente agotado. Solo deseaba meterme en la cama y dormir. Mañana será otro día.
...

DÍA3:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. Lo más emocionante que ha ocurrido por la mañana es que Maribel, la contable de la empresa, no se como, tropezó y se cayó a mi lado, haciendo volar todos los papeles que transportaba desde la fotocopiadora. Todos mis compañeros se echaron a reír.
¡otra vez esa sensación! ¿sabéis? Una extraña sensación de que ya has vivido esa situación. ¿como se llamaba? ¿Deyabú? ¡bueno! me entendéis.
Esta vez me sentía responsable y me agaché a ayudarla a recoger. Ella me lo agradeció y me invitó a salir esa tarde con ella. Yo dije que ya vería.
a las 1:30 pm tengo un descanso de 1 hora y media para comer. Comía con mi vecino de cubículo, Carlos, en una cafetería cercana. El no paraba de hablar. Hablar y hablar sin descanso y de cosas sin sentido.
-Hoy hay partido, ¿verdad?-
-Todos los días hay partido-
-¿Por que no vamos a tu casa, compramos unas birras y lo vemos juntos? ¡como siempre!-
-Esta tarde no. Maribel me ha invitado a...-
-¿y vas a renunciar a tu amigo por ... esa?-
Me aguanté las ganas de darle un guantazo y me conformé-
-... vale. esta tarde veremos el partido.-
-¡¡Así me gusta!!- Dijo Carlos, tras casi matarme con una súper-palma en la espalda.
Al volver a las 3:00 pm, el jefe me reclamó. Yo me esperaba lo peor. Me fui a su despacho acristalado, con sudores, un nudo en la garganta y las piernas flojas:
-¿Q-quería algo, señor?-
-Sientate, Fernando. Quiero hablarte de una cosa.-
Me senté como si fuese un animal acorralado.
Mira que le gusta revolver papeles a mi jefe. que manía
-Fernando. Tu rendimiento últimamente ha bajado mucho. No quisiera despedir a alguien con tanta experiencia en la empresa pero...-
-Eso... ¿no me lo dijiste ayer?- Me salió espontáneamente, de lo cual hubo unos segundos de mirada fría y silenciosa. luego dijo:
-Si es verdad que te lo he dicho antes, ¡¿porque no aplicas el cuento?!-
-Intentaré hacerlo mejor, señor-
-No. No lo intentes. ¡Hazlo! Vuelve a tu puesto, por favor.-
Volví a mi pequeño cubículo con el amargo sabor y la extraña sensación de ya haberlo vivido todo.
-¡Vaya regañina te ha dado el jefe! ¡¡Buff!! No me hubiera gustado estar en tu pellejo-
-Hay momentos en lo que, si no vas a decir nada inteligente, mejor que te calles, idiota- pensé.
Luego, hablé con Maribel para decirle que no podría acompañarla esa tarde. Me inventé la escusa de trabajo pendiente.
-¡Bueno! otro día será- Dijo con una preciosa sonrisa en su cara.
El resto de las 5 horas restantes fueron aburridas. Parecía que pasaban a cámara lenta.
Al salir solo quería irme a casa y dormir. pero...
-¡Venga! ¡¡Vamos a ver el partido!!- Dijo carlos dándome otra palma en la espalda que casi me rompe.
El caso es que estábamos ahí, los dos, viendo el partido.
Mi compañero no paraba de beber y gritarle a la pantalla.
-Carlos. Los gritos no se transmiten por televisión-
-¡¡Tengo que desahogarme!!- Casi me sangran los oídos por ese grito.
Irás una hora de partido, con una esperada derrota del equipo local y unas cuantas cervezas entre pecho y espalda por parte de mi compañero...
-¡¡Mierda!! Siembre pierden. ¡¿Sabes porque?!-
-¡¡Porque sieeeeeeeeeempre hacen las mismas shorradas!!-dijimos al unísono
-Esto... ¿te llevo a casa?-Dije yo, con una sensación de responsabilidad
-¡No deja!. Estoii prefetamente. Puedo connduzirr yo solo.- En ese momento se desmalló.
-(suspiro) ¿porque siempre me pasa esto a mi?-
Le arrastré como pude hacia el coche y le llevé a su casa, como siempre.
Al volver estaba completamente agotado. Solo deseaba meterme en la cama y dormir. Mañana será otro día.
...

DÍA4:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. Maribel, como siempre, tropezó y se cayó a mi lado, haciendo volar todos los papeles que transportaba desde la fotocopiadora. Todos mis compañeros se echaron a reír. Yo la ayudé a recoger y la levanté. Ella me lo agradeció y me invitó a salir esa tarde con ella. ¡Dios! que sonrisa mas preciosa. Embelesado por esa sonrisa, acepté sin remedio.
a las 1:30 pm tengo un descanso de 1 hora y media para comer. Comía con mi vecino de cubículo, Carlos, en una cafetería cercana. El no paraba de hablar. Hablar y hablar sin descanso y de cosas sin sentido.
-Hoy hay partido, ¿verdad?-
-Como siempre- dije sin apartar la mirada de mi.... lo que sea que estuviese comiendo.
-¿Por que no vamos a tu casa, compramos unas birras y lo vemos juntos? ¡como siempre!-
-No. Hoy no. Hoy he quedado con Maribel y...-
-¿y vas a renunciar a tu amigo por ... esa?-
-¿Porque no? Me gusta Maribel y ... Podemos ver el partido otro día ...-
-¡¡Es una calienta-braguetas!! ¡¡como todas!! Las mujeres solo hacen sufrir. ¡¡venga!! ¡como siempre-
-como siempre- dije decaído
Al volver a las 3:00 pm, el jefe me reclamó ¿otra vez?. Me fui a su despacho acristalado, con los nervios de siempre:
-¿Q-quería algo, señor?-
-Sientate, Fernando. Quiero hablarte de una cosa.-
Pobres papeles. Como se marean en el escritorio del jefe.
-Fernando. Tu rendimiento últimamente ha bajado mucho. No quisiera despedir a alguien con tanta experiencia en la empresa pero...-
En ese momento solo pensaba en Maribel. Su sonrisa. Su pelo. Sus ojos...
-¡Fernando!. ¿me está escuchando?-
-Si señor. Intentaré hacerlo mejor, señor-
-No. No lo intentes. ¡Hazlo! Vuelve a tu puesto, por favor.-
Volví a mi pequeño cubículo con el amargo sabor.
-¡Vaya regañina te ha dado el jefe! ¡¡Buff!! No me hubiera gustado estar en tu pellejo-
-Muerte, muerte, muerte- pensé.
Luego Fui a hablar con Maribel:
-Verás, Maribel. No puedo ir contigo esta tarde porque... tengo mucho trabajo pendiente y...-
-¡bueno! otro día será!- Dijo apenada pero radiante.
El resto de las 5 horas restantes fueron aburridas. Parecía que pasaban a cámara lenta.
Al salir solo quería irme con Maribel. pero...
-¡Venga! ¡¡Vamos a ver el partido!!- Dijo carlos dándome una palma en la espalda que casi me rompe.
El caso es que estábamos ahí, los dos, viendo el partido.
¡Eso! Bebe, bebe. ¡A ver si desarrollas una cirrosis y te mueres de una puta vez!
Irás una hora de partido, con una esperada derrota del equipo local y unas cuantas cervezas entre pecho y espalda por parte de mi compañero...
-¡¡Mierda!! Siembre pierden. ¡¿Sabes porque?! ¡¡Porque sieeeeeeeeeempre hacen las mismas shorradas!!-
-Carlos. ¿Nunca has tenido la sensación de que repites todo una y otra vez?-
-¡¿Quee?! ¿Que shoráas dizesh?! ¡¿Stash Borrasho o que?!
-Olvidalo. ¿te llevo a casa?-Dije yo espontáneamente.
-¡No deja!. Estoii prefetamente. Puedo connduzirr yo solo.- En ese momento se desmalló.
Le arrastré como pude hacia el coche y le llevé a su casa, que sabia donde está porque... siempre tengo que llevarle.
Al volver estaba completamente agotado. Solo deseaba meterme en la cama y dormir. Mañana será otro día.

DÍA5:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. No se porqué, pero sabia que Maribel tropezaría al lado mio, con lo cual pude cogerla al vuelo. todos los papeles que transportaba desde la fotocopiadora volaron como confetti. Todos mis compañeros se asombraron y aplaudieron mi habilidad. Ella, Ruborizada (Que mona) me lo agradeció y me invitó a salir esa tarde con ella. Yo acepté de corrida. Deseaba ante todo estar con ella. Ella era lo mejor de la oficina.
a las 1:30 pm tengo un descanso de 1 hora y media para comer. Comía con mi vecino de cubículo, Carlos, en una cafetería cercana. El no paraba de hablar. Hablar y hablar sin descanso y de cosas sin sentido. Yo le ignoraba, porque estaba viendo a Maribel que estaba en una mesa no muy lejana.
-Hoy hay partido, ¿verdad?-
-eh... si, pero esta tarde he quedado con maribel y..-
-¿y vas a..-
-¡¡Estoy enamorado de ella!! ¡¿Vale?!- le interrumpí- Podemos ver el partido otro día.-
-¡¡Bah!! ¡amor! ¿por el vas a renunciar a tu amigo de toda la vida?-
En ese momento no aguanté más y me levanté bruscamente gritando:
-¡¡NO ERES MI AMIGO!! ¡¡NUNCA LO HAS SIDO!!- y me largué
Al volver a las 3:00 pm, el jefe me reclamó.
-¡¿que quiere este ahora?!-
Me fui a su despacho acristalado, con la tensión acumulada:
-¿Que quiere?-
-Sientate, Fernando. Quiero hablarte de una cosa.-
Me senté bruscamente.
Y venga a mover papeles. ¡¡Dejalos donde están!! No se van a morir por estar un día en un mismo sitio.
-Fernando. Tu rendimiento últimamente ha bajado mucho. No quisiera despedir a alguien con tanta experiencia en la empresa pero...-
-¡¿Es que me vas a despedir?!- Solté, de lo cual hubo unos segundos de mirada fría y silenciosa. luego continuó
-PERO, estos datos hablan por si solos. Si no mejoras en esta semana, ¡si! No tendré más remedio.-
-Intentaré hacerlo mejor, señor- Dije con cierta ironía
-No. No lo intentes. ¡Hazlo! Vuelve a tu puesto, por favor.-
Volví a mi pequeño cubículo con más rabia todavía.
-¡Ja! te lo mereces-
Me contuve. No quería que me echasen por pegar (o matar) a un "compañero".
Maribel vino a mi encuentro y dijo:
-No le escuches. Yo creo en ti. ¡Animo!-
-Gracias. ¿No crees que haya sido muy duro con Carlos?-
-¿con ese cerdo machista? ¡Naaah! tiene lo que se merece. No se como seguías con él
-la Costumbre, supongo- Risas y continué -Monté un buen espectáculo en la cafetería, ¿verdad?-
- Ya era hora que alguien le apretase las tuercas. y sobre el jefe, no te valora lo suficiente. paciencia. Algún día descubrirá tu valía. ¡Bueno! volvamos al trabajo. Que si seguimos escaqueándonos, ¡nos puede despedir!.-Su risa es musica celestial
-¡Claro! Nos vemos... luego-
-te espero a la salida X3- y me dio un beso en la mejilla, de la cual Carlos respondió al verlo con un gesto de asqueo.
El resto de las 5 horas restantes fueron aburridas, parecían que pasaban en cámara lenta.
Al salir, Me esperaba Maribel. Nos fuimos a un restaurante italiano que ella conocía.
-¿Sabes esa sensación de que algo ya lo has vivido?.-
-¿Déjà vu?-
-¡Eso! Llevo toda la semana sintiéndolo. ¿no es extraño?
-Es cosa de la rutina. No te preocupes. Necesitas desconectar.
-Cierto. Ojalá fuese tan fácil como tirar de un enchufe. Aunque, si te digo la verdad, esta cita es lo más radical que he hecho-
-¡¡Mentira!!- reímos
De estas, la mirada se me escapó hacia una tele, donde estaban poniendo el partido. Pensando en que, por una vez en su vida, Carlos estaría viendo el partido solo.
-¿el partido?-
-¿eh?... bueno... No puedo evitar sentirme un poco responsable. Tantos años y...-
-Eso es lo que me gusta de ti. Siempre preocupándote de los demás.  No te preocupes. Un poco de soledad le sentará bien.-
Tras la cena...
-Esto... ¿te llevo a casa?-Dije yo, con una sensación de responsabilidad
-Vivo un poco lejos-
-no me importa- nos sonreímos.
En el coche:
-¿sabes que estoy teniendo otro Deya vú de esos?-
-¿en serio? ¿sueles llevar a muchas chicas a su casa?- Bromeó Maribel
-Ojalá- miré por si había metido la pata. Al verla sonreír me relajé -Solía llevar a Carlos tras el partido, ya que estaba tan borracho que no podía ni sostenerse de pié-
-Pobrecito. Me refiero a ti, claro- Nos reímos los dos de la broma

Al llegar a su casa, ella me ofreció tomar un café. No pude negarme. Su belleza es muy poderosa.

Nos tomamos el café y charlamos un rato más.
Luego nos despedimos en la puerta:
-Ha sido el mejor día de mi vida. en serio- dije mientras le cogia las manos.
-A ver si repetimos esto otro día-
-Estaría dispuesto a afrontar esta rutina, contigo-
Nos dimos un beso que duró una eternidad

me fui a casa pensando en este día tan agridulce, pensando con optimismo que, verdaderamente, mañana será otro día.
...

DÍA6:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina. Me duchaba, desayunaba, cogía el coche, fichaba a las 8:30 am y a pasar 5 horas delante de una pantalla. Cogía a Maribel al vuelo, como siempre... espera. ¿como siempre?... Me quedé un rato helado.
-¿Fernando?, ¿te pasa algo?-
-...-
-¡Fernando!-
-¿eh?- Reaccione -p-perdona. Necesito... tomar un poco el aire.-
Corrí como un loco todo el tramo hasta las escaleras, subí a la azotea y ahí me puse a pensar en voz alta, mientras veía toda la ciudad, gris y ajetreada:
-¡¿Que está pasando?! ¿estoy viviendo el mismo día una y otra vez? ¡imposible! no puede ser. Debe ser un sueño, o , mejor dicho, una pesadilla. ¡es verdad! ¡¡esto no está pasando!!-
Entonces ocurrió un terremoto. El suelo temblaba, toda la ciudad se desmoronaba de repente, El cielo se caía a trozos, TODO desaparecía, incluido el edificio donde me encontraba. Caía hacia el vacío. Iba a morir.
morir.

...

No.
No estaba muerto. Estaba en... una especie de ¿probeta?. En el "exterior" había un grupo de gente vestidos de bata. ¿científicos?. Discutían. Estaban nerviosos. Podía oír que decían:
-¡¿Que ha pasado?!-
-¡uno de los simuladores se ha averiado!-
-pero ¿que demonios ha pasado?-
-parece ser que el sujeto no aguantó la sobrecarga-
-¡El sujeto se ha despertado!-
-¡Rápido!. Conectarle a otro simulador de reserva.-
-¿Que? ¿Que pasa? ¿que es todo esto?- pensé, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por un pinchazo repentino en mi nuca con el que me empecé a sentir...
..adormilado...
... mi vista se empezaba... a oscurecer...
..y solo lograba...
..acordarme...

..de..

...que..

...

DÍA7:
El despertador sonaba, como cada día a las 7:00 am para empezar la rutina.
...
Un relato que se me ocurrió de repente.
espero que os guste. X3
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